Aprender a colocar la mente al servicio del corazón considero que es una gran maestría, una tarea que constantemente trato de recordarme y de respirarla.
Mente, Tiempo, Corazón
El tiempo es una herramienta que nos puede ayudar a dibujar estas dimensiones en apariencia separadas que son la dimensión mental y la dimensión del corazón.
En la mente todo sucede de una forma muy rápida y en todos los tiempos, tenemos miles de pensamientos corriendo en nuestra mente en cuestión de minutos: ideas nacen, ideas mueren, memorias regresan, fantasías son creadas… pasado, presente y futuro están sucediendo al mismo tiempo.
La dimensión mental puede, sin embargo, ser muy distinta para cada ser, aunque los pensamientos están siempre presentes, consciente o inconscientemente, para algunas, como en mi caso, podemos tener un mundo mental muy activo, al punto de perdernos en él, o dejar que nos gobierne.
La mente es una herramienta maravillosa para crear, es la que nos lleva a materializar en esta realidad cualquier cosa que podamos imaginar.
Como sabes, amo la filosofía, y ésta es la madre de todas las ciencias, ya que es el acto mismo de pensar, y ello ha sido la base de todo lo que existe. Toda realidad, física o ideológica, surgió de un pensamiento.
Justo esta base fundamental de la realidad generó un paradigma que hemos vivido desde varias décadas, el colocar la razón por encima del cuerpo, de las emociones, del sentir, de la intuición.
La dimensión del corazón aguardiana tus emociones, tu sentir, tu intuición, y éstas son mensajeras de lo más profundo que tu alma necesita y desea.
Su ritmo es mucho más sutil, silencioso, y requiere plena atención de tu parte, misma atención que en muchas ocasiones está arriba, en la mente, ocupada en miles de pensamientos.
Permitirte mover tu atención a tu corazón, es bajar al cuerpo, literal.
La mente sin realmente ser algo tangible la colocamos y la sentimos arriba, en la cabeza, y el corazón está en nuestro centro, en el pecho, recordándonos que somos también cuerpo, y escuchar el ritmo de tu corazón físico te invita a conectar con el ritmo de esa dimensión, con lo sutil, con el silencio, con la presencia.
Al servicio
Poner la mente al servicio del corazón es una premisa con una enorme medicina para quienes somos constantemente gobernadas por nuestra mente, y más aún, para esos momentos en donde las telarañas mentales se han apoderado de ella (aquí puedes leer más sobre ese tema).
Toda la actividad y energía que se acumula en tu mente es posible moverla de lugar a través de tu cuerpo, de tu respiración, de la creatividad que se gesta en un momento de plena presencia y ahí, tu corazón es clave.
Claro que para ello es necesario conocer tu corazón, conocerte a ti misma, saber leer y escuchar los mensajes sutiles que te hablan a través de tu intuición y tu cuerpo.
Al conocer tu mundo interior estás en contacto con lo más genuino de ti, más allá de tus pensamientos, ideas y creencias.
Al conocer tu mundo interior, que abarca ambas dimensiones, mente y corazón, es posible poco a poco recordarle a la maravillosa herramienta de tu mente creadora de realidades, que sintonice con los mensajes de tu corazón, con el lenguaje de tu intuición, con la sabiduría de tu cuerpo y así puede que sientas mucha más ligereza, y tu caminar sea un poco más pausado pero mucho más consciente y alineado.
Tu mente y corazón, al final, son una misma, y de hecho ambas son relacionadas simbólicamente con el elemento aire en distintas filosofías (la mente en la hermética y el corazón en la oriental).
Ambas son parte del gran universo que eres, sus funciones puede que sean distintas pero recuerda, están a tu servicio, el poder está en ti.
La decisión de colocar tu poder en tu mente o en tu corazón, está solo en ti.
Permítete explorar tus propias dimensiones.
Te comparto que en mi exploración personal he decidido caminar hacia el sagrado balance ¿y tú?
Con cariño,
Nancy ☆