Tu cuerpo como portal de transformación y espiritualidad

Uno de los mayores retos que he tenido, al igual que muchas personas, es el reconocer mi humanidad, el aceptar estar encarnada en un cuerpo físico, el rendirme ante la materia y la mundanidad.

Por muchos años me moví por el mundo como pura mente, desde el intelecto y sed de conocimiento.

Eso me llevo a expandirme hacia otros paradigmas en el que me reconocí también como espíritu, energía, divinidad, como ¡el cosmos!.

Eso me hizo completamente sentido, pero, muy sutilmente, fui nutriendo una separación con mi cuerpo.

Por mucho tiempo la espiritualidad no tenía ninguna relación con la vida mundana para mí, claro que este es un paradigma muy antiguo en donde se nos transmitió que todo lo divino está fuera de nosotros, allá arriba, al alcance de solo algunos o a través de muchos sacrificios, incluyendo el sacrificio del cuerpo y de la vida.

Aunque no lo tuviera en mi consciencia cotidiana, me movía con estas creencias profundas, desvinculada completamente de la vida, de mi cuerpo.

La danza fue una medicina que me fue acercando a una profunda reconciliación con mi cuerpo, me llevó a ponerle atención y sobre todo a reconocer su potencial como un gran portal de transformación y espiritualidad, el cuál incluso ahora estoy descubriendo que va más allá de cualquier herramienta.

El portal de transformación y espiritualidad que nos brinda nuestro cuerpo está a nuestra disposición todo el tiempo, y puede ser abierto con tan solo reconocer tu humanidad, tu vida… y de eso quiero hablarte hoy. 

Tu Cuerpo como Portal de Transformación

Me encanta la analogía del cuerpo como templo, y considero que se ha perdido el gran significado que tiene esta analogía, al menos a mí sí me ha pasado y aún suelo olvidarlo. (Honestamente por eso estoy aquí cada luna escribiéndote medicina en palabras y recordatorios, porque así puedo yo también trascender el olvido y recordar estas sabidurías que van más allá de mí).

Un templo es un espacio sagrado en donde se rinde culto devocional a lo divino.

La creación de templos está ligada con prácticas religiosas, sin embargo, sin importar que religión sea, un templo es un punto de encuentro con la divinidad, en donde a través de rituales, ceremonias, cantos, danzas, etc., se abre ese sagrado portal de conexión, armonía, expansión, paz… a veces también de desahogo, de vulnerabilidad, de sanación.

Pero un templo no es solo exclusivamente una construcción humana, actualmente estamos recordando que hay templos naturales, hay espacios sagrados alrededor de la Gran Madre Tierra, espacios en donde con tan solo estar presentes podemos conectar con la divinidad. Y gran parte de que sea posible esa conexión, ya sea en un templo construido por la humanidad o por la naturaleza, es gracias a que en nuestro interior habita esa semilla divina, y nuestro propio cuerpo es en sí un templo sagrado.

Tu cuerpo es un organismo de culto a lo divino. Es un espacio físico vivo de devoción a lo sagrado.

Porque lo divino y sagrado habita en ti.

Tú eres la divinidad encarnada.

Tu cuerpo es tu templo personal, reconocerlo como tal es una invitación a honrarlo, cuidarlo, atenderlo, a darle amor por ser el espacio sagrado que resguarda a lo más sutil de tu existencia, tu espíritu.

Tu cuerpo es también naturaleza, por lo tanto transitorio.

Habitamos nuestro templo orgánico solo por un tiempo determinado y depende de cada una de nosotras la calidad de vida que tendrá.

Una clave fundamental para honrarlo es aprender a escucharlo.

Escuchar tu cuerpo va de sentirlo, de tener una íntima relación con él, es decir, tener una íntima relación contigo misma.

Para ello apoyarnos en herramientas y prácticas físicas conscientes, (como danza medicina) es un acercamiento maravilloso, ya que nos permite comenzar a llevar nuestra atención a zonas específicas de nuestro cuerpo que a su vez nos van guiando a una exploración profunda de nuestra alma.

Ahí podemos a travesar el primer portal, la transformación.

Podemos comenzar a transformar la forma en la que nos relacionamos con nuestro cuerpo, la forma en la que lo vemos, nos vemos; y esto puede expandirse tano como lo desees. Transformar la forma en la que andas en tu vida, en la que te expresas, en la que creas, en la que vives, porque es desde tu mundo interior que tu realidad es creada, y el primer hogar, la primera manifestación de tus pensamientos es tu cuerpo, tu templo.

Hagamos un pequeño ejercicio:

Toma una respiración profunda y trae a tu mente algún conflicto que no has podido resolver, o algún recuerdo de algo que te ocasionó malestar, mantenlo un momento en tu mente y luego pon atención a como se encuentra tu cuerpo.

Respira y sacude un poco tu cuerpo para liberar la energía que encarnaste que pudo ser: contracción, pesadez, tensión.

Ahora da otra respiración profunda y trae a tu mente algún momento o experiencia que hayas vivido que te haya dado placer, alegría o tranquilidad.

¿Cómo sientes tu cuerpo ahora?

Y así, desde cómo nos sintamos en nuestro cuerpo, (desde cómo habitamos nuestro templo), es como salimos al mundo, nos relacionamos con los otros y creamos nuestra realidad.

En ti está el poder de transformar tu vida, desde el acto sagrado de honrar tu cuerpo y ello implica también atender tu mente, tus emociones, tus hábitos, tus prácticas… porque absolutamente todo será revelado por tu cuerpo, como un gran oráculo.

Tu Cuerpo como Portal Espiritual 

El camino espiritual es la búsqueda de conexión con la divinidad, la cual es posible nombrarla y vivirla a través de la experiencia sensorial.

Experimentar lo divino es posible gracias a nuestro cuerpo, porque gracias a él podemos sentir.

Nuestro cuerpo es un regalo maravilloso, un regalo con el cual podemos experimentar todas las sensaciones que nos permitamos.

La expansión, conectar con la diosa, con dios… es justo eso, sentir, encarnar sensaciones, y nuestro cuerpo es el medio.

Claro que está en tu libre percepción decidir qué es y qué no es divino.

En ti está la clave para sentir al gran espíritu, a la diosa, a dios… en todo lo que te rodea, en cada acto de tu vida por más mundano que sea, porque solo necesitas abrirte a sentirlo.  

Tu cuerpo es el portal hacía la expansión de tu conciencia.

Tu cuerpo es tu propio camino espiritual.

Tu cuerpo es tu conexión directa con lo divino.

Buen camino hermosa.

Con cariño,

Nancy ☆

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